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Copa con algo



//Ejercicio de escritura creativa. Se me entrega como base "A punto de morir"; y mientras escribo se me cambia el rumbo del texto con nuevas señalizaciones como "a punto de vender" y "a punto de besar".

Que obstinado ha sido beber de esta copa, que impulso más ilógico el que me ha entrado repentinamente al ver este líquido, enteramente desconocido para mí, en una copa en la mesa del comedor.

Me levanté como cualquier día y me topé una copa dentro de mi casa. Vivo solo, y ni siquiera tengo copas en mi casa. Pero, la simple bizarrez de la situación fue lo suficiente para que algo en mi mente me exigiese besar la copa, en su falta de explicación vi algo divino que escindió en mi cotidianidad, y me obligó a seguir el juego que algo totalmente desconocido me planteó.

Me acerqué lentamente aunque sin titubear, en un estado de convencimiento inquebrantable, con gracia y gravedad, el trato estaba ya hecho, y yo vendía finalmente mi libre albedrío al cruel y aleatorio diablo que se me colocó en frente. Entonces en el instante dónde el líquido entró a mi boca y salió de la copa, fui libre del poseer, por aunque fuese un solo segundo, entregué todo, y gané nada, y nada quería, nada buscaba, y casi por un segundo tuve más nadas que algos.

Acabase esto en cuanto me di cuenta de que nada si sabía a algo, y repentinamente ya no me había liberado, sino, que estaba nuevamente en cautiverio, me estaba casando con la copa, con su líquido, y con su nada. Ahora era parte fundamental de mí.

Y arrepentimiento, arrepentimiento, arrepentimiento de haber bebido y de no haber pensado antes en comprender, la magnitud de una copa con algo dentro, y yo sentirme en la potestad de consumirlo porque estaba en mi casa.

Y así yazco en el suelo de la cocina, en un agrio final. Con la copa vacía riendose de mi, y yo en el piso, se me empieza a contagiar el modo burlesco de la copa vacía, miró atrás y solo me queda reír de mi engreimiento previo, mientras tomo la copa con pocas fuerzas por última vez para morder su vidrio, y obtener su nada, eliminando el contenedor de nada. Miro la luz fría de la cocina, y oigo en eco de vuelta, “De nada”.

Benjamín "Ben Blink" Carvajal