El órgano trivial
Colgado cuadro en blanco,
que en su vacío refleja,
cada apéndice humano,
como fantasmas que se aferran,
a decorar el tiempo eterno,
con ilusiones, con ruidos,
con los brazos sumergidos,
en la gastada cremallera,
de un bolso de trivialidad túrgido.
Dedos topan el apéndice palpitante,
que en sin respuestas vivir insiste,
pero alzando preguntas que sangran
hasta rebalsar y el suelo colorear,
“¿Qué es existir para sangrar y enfermar?”
dejando su rastro dirección al mar,
se haga un brindis con luminol,
que prenda en el océano estrellas de humanidad,
para aferrarse un año más, al órgano trivial.
-Benjamín "Ben Blink" Carvajal